Se nos exige tanto… y se comprende tan poco
Parimos y se espera que estemos perfectas. Que sonriamos, que atendamos, que nos veamos bien, que no nos quejemos. Como si nada estuviera transformándose en nosotras.
Si no fue un parto vaginal, entonces algo hiciste mal. “Debiste prepararte mejor, comer mejor, moverte más.” Tu cuerpo no pudo. Tu culpa.
Si no logras lactar, es tu culpa. “Porque una madre lo da todo, porque debiste informarte, debiste insistir.”
Aunque duela, aunque no puedas más. Otra vez, tu culpa.
Si tu bebé llora, se enferma, o se le irrita la piel… Es porque no sabes ser mamá. Porque “te quedó grande”.
Y así, entre tantas exigencias… se nos olvida algo fundamental: las madres también somos humanas.
Lo que no se dice del posparto
El posparto no es un reto de 40 días. Es una transformación física, emocional, mental y espiritual.
Más del 80% de las madres experimentan ansiedad, tristeza o agotamiento profundo.
1 de cada 5 sufre depresión posparto.
Dormimos a ratos, lloramos en silencio, dudamos de nosotras mismas.
Y aún así, seguimos. Nos levantamos. Aprendemos sobre la marcha. Nos entregamos completamente a un ser que apenas conocemos… pero que ya amamos con todo.
A los hombres, parejas, familias y quienes miran desde fuera
No juzgues lo que no entiendes. No critiques desde la ignorancia. Apoya. Escucha. Acompaña.
Una madre no necesita juicios. Necesita respeto, empatía y amor.
Herramientas para blindarte emocionalmente (sin endurecerte)
Ser mamá no debería ser sinónimo de aguantar en silencio. Aquí te comparto herramientas para protegerte, cuidarte y seguir con fuerza:
1. Filtra opiniones, no emociones: No todo el que opina merece tu energía. Tu maternidad es tuya. Frase escudo: “Gracias, lo tomaré en cuenta si me sirve.”
2. Pon límites sin culpa: Decir “no” es cuidar tu salud mental y emocional. Frase útil: “En este momento necesito hacer lo que me hace bien, gracias por entender.”
3. Rodéate de una red segura: Habla con otras madres que no te juzguen. Crea tu tribu. Comparte lo real, no lo perfecto.
4. Reconecta con tu poder: Tu cuerpo ha creado vida. Tu mente sostiene el caos y el amor al mismo tiempo. Honra tu camino. Eres suficiente.
Retoma pedacitos de ti
En medio de todo lo que das, no te olvides de ti. Intenta vestirte aunque no salgas. Ponte tu labial rojo, ese que te hace sentir fuerte. Vuelve poco a poco a lo que te llena: tu arte, tu oficio, tu espejo, tu voz.
Recuerda: no estás volviendo a ser la de antes, estás naciendo nueva. Y eso también es hermoso.
A ti, mamá
Te veo. Te abrazo. Y te mando toda la fuerza que a veces olvidas que tienes. Con amor,
Soy asesora de imagen, estilista de imagen… y mamá.
Y sé lo que es reconstruirse desde el amor.